jueves, 23 de febrero de 2012

Puta, hueles mayonesa y cebolla picada.
En la tabla has dejado pito, restos de chocolate y miel negra.
Puta, tu delantal está rasgado y no me engaña.
Tu has ido manchada de sangre, parada, sucia esquina y nada importaba.
Puta, siempre puta.
Yo quería comprarme un ómnibus, era de dos pisos. Oí eso en algún lugar...
Yo también tuve el mismo deseo. Soñaba, me veía a mi mismo parado arriba de un ómnibus con pequeños tuboluces.
La luz que daban era medio violeta y volaban polillas alrededor. Mi felicidad era inmensa, en el sueño yo era propietario de mi ómnibus.
El ómnibus viajaba con Emiliano hacia el centro de Londres. Donde hacían la mejor "cheese cacke", decía él.
Arriba del ómnibus, homónimo azul. Homo-erectus, (la gente vive alzada).
Tenía un gran miembro azul. Y un pilot de los Beatles. Emiliano no le sacaba los ojos de encima al homónimo.
Que de repente se puso a tocar la armónica.
Armonizaron entonces un bello concierto de voces, a veces voces serenas de sirena, a veces solo sermones tensos de arpillera.
Cal y tierra.
Trabajo.
No es posible que mi voz te de trabajo escuchar. No es posible el solo timbre de mi voz sola.