lunes, 18 de marzo de 2013
La fiesta de Babette
Me pareció verte entre la masa mientras bailaba una horrible canción, que salía estridente, haciendo temblar las paredes del antro.
Me dio claustrofobia. Generalmente siento que muchos lugares son Cromañón.
Carne de cañón.
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martes, 12 de marzo de 2013
pajitas
Hoy escuché en el kiosko:
Muchacho vendedor, muy amanerado:
- ¿Quiere sorbito para la bebida?
Veterana de pelo corto y lentes de sol:
- No, no. Me dan gases
Muchacho vendedor:
- Ah. (realmente apenado)
Cuán desvergonzada puede llegar a ser la gente. Cuán.
Muchacho vendedor, muy amanerado:
- ¿Quiere sorbito para la bebida?
Veterana de pelo corto y lentes de sol:
- No, no. Me dan gases
Muchacho vendedor:
- Ah. (realmente apenado)
Cuán desvergonzada puede llegar a ser la gente. Cuán.
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jueves, 7 de marzo de 2013
Canción del fin del mundo o de la tensión sexual
¿Qué es entonces la tensión sexual?
Algo de lo que no nos podemos escapar.
A lo que estamos aferrados. Garras, uñas y dientes.
Estampidas de
elefantes sobre tu esqueleto.
Tratar de ignorar y fallar.
Esquivar y caerse de boca. Todo el tiempo quisiera poder perderme en tu boca.
Colgarme de tus alas y volar con tus huevos. Alas de viento.
Vientre contra vientre ardiendo.
Sed.
Deseo tres. Más menos tres.
Y después, continúa existiendo una tensión sexual cada vez
que nos vemos…
martes, 5 de marzo de 2013
marialapaz
Es de noche, toda la casa está durmiendo. A excepción de mi
hermano, que parece que la cama se le va a desarmar. Hace un ruido tremendo. Y
después silencio, al ratito la puerta del cuarto se abre. Después la del baño,
y así dos veces.
Intento pasar el rato para no ponerme a pensar en que hace
rato que a mí no se me mece la cama, ni hago escándalos por el pasillo que
separa nuestros cuartos.
Afuera alguien pasa y canta “María la paz, la paz la paz,
tres pasos pa’ tras pa‘tras pa’ tras, para un costaaaado, pal otro laaaado.”
Y creo que prefiero escuchar esa cancioncita.
viernes, 1 de marzo de 2013
La ley del deseo
Copamos la barra. No sé cuanto sale, vamos con otro. Cello,
lindo instrumento. Sello, lindo objeto, alguna gente los colecciona. Yo no. Vamos por otra ronda y gritan: “a la rueda rueda, de pan y
canela”. “Dame un vintén que me voy a la escuela”. “Vintén”, palabra de abuela.
Esto te vale dos vintenes, aquello tres. Vino la maestra y me dio un coscorrón.
La maestra tomaba vino. Y se tapaba la boca como la madre de Graciela Borges en
la película de Favio. “El dependiente”.
Y este último me recuerda a la Ley del deseo, que me ordena a amar sin freno.
Dependientes, toreros, personas que aman. Gorritos mexicanos
colgados en la pared. Morir de amor como en una peli de Almo. Incendiarse y
suicidarse. Se queman vivos los locos de amor, aquellos que no pueden atar una
moña de su hijo antes de ir a la escuela. “Loco de atar”, nunca entendí esa
frase.
…Vuelvo a la barra. Barra de jabón que me burbujea la piel.
Como la panza hace mariposas. Que revolotean a ritmo del blues, y llega la
cuenta de la mesa treinta y tres. ¡Pero qué número más simbólico!
Lamento no haber traído mi propia libreta para llenarla de
mariposas. Soy una niña bien. “Niña bian”, dirían las chetas. Esas pelilargas.
Son como los hippies en los años 60’, mal vistos. Peste. Ratas. Antavirus. Ponele
de esos arrocitos rosaditos y vas a ver como se los comen y revientan. ¿Veneno
para ratas, tal vez? Es que es color rosadito. Chetas pelolargo bronceadas y
gordinflonas. Con unos buenos novios. Buenos machos pijones como caballos. Y ya
entramos en el tema sexual. Y ya entró a sonar el jazz.
¡Todo ese jazz!
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