jueves, 22 de marzo de 2012

libretitas

Cada tanto nos juntamos a escribir en algún barcito o bolichón, cada una lleva libretita, somos fanáticas. Escribimos a cuatro manos, a veces con consigna y otras veces no. Uno de los juegos que hacemos es el de empezar la frase con la última sílaba de la frase anterior que la otra ruise escribió.
Pido perdón si a veces no separamos sílabas correctamente, es que son momentos de conmoción, entusiasmo loco, y por lo general luces bajas, mucho ruido en el ambiente y alguna sustancia en la sangre.


Aplausos, se oían los aplausos en la cabeza de John Malcovich.
Igual que en la película, él era marioneta.
Netamente conservador, hasta él mismo así se autodefinía. Hablando de autodefinidos disfrutaba completando crucigramas, masterizando discos o viendo películas en Discovery Chanel. Era todo un patán. Con barba y pantaloncillos, ¡quién se ha creído!
Dominó era su disfraz preferido. La chocolatada su bebida. Un auténtico patán, eso era.
Ra, el dios del sol egipcio, era amigo de Malcovich. Y cada tanto se frecuentaban en el ascensor de servicio.
Ciomedes, el botones, agitaba sus guantes blancos de la desesperación cuando el disfraz de Ra rozaba el techo del ascensor con sus rayos de plástico.
-¡Oh! ¡Tú, maldito humano, ya verás la ira, la furia de Ra!
Principalmente ese era su diálogo.
Pero terminó por incluir segundos guiones y hasta una licencia de avanzada por ciertas razones… “El club de los ALTRUISTAS”