Acorralada, la morocha gordita bate su yogurt espeso. Espera al marido,compró seis kilos de fruta en total(para que después le digan que no se esfuerza)
Se levantó temprano, masajeó sus sienes con aceite de lilas, planchó las camisas del hombre y se marchó rumbo al mercado. Se masturbó un poco también.
A las nueve menos cuarto entró Aurelio, el vecino de enfrente. Entró decidido: otra vez se había excitado al ver a la gordita masturbándose en la cocina. Lo veía todo desde el altillo. Aureliano cerraba todas las puertas y ventanas y apagaba cada vela, cada rastro de vida (velas, porque no pagaba la luz)y se iba a la pieza de arriba, al punto más alto de la casa para poder percibir mejor el calor que la gordita morocha preciosa redondita, emitía como un segundo horno dentro de la humilde cocina. Compañera¡qué va!
Aureliano le partió el ano decididamente a la gordita en la cocina, a escondidas, en cuclillas. Y gritaban los dos de pasión. Y se manchaba la camisa...sudor.
Las camisas del marido, que problema. Un problemón. El marido ausente gordita, el mismo que ayer no apreció tus huevos revueltos y tu caldo de verduritas.
-Aureliano...¿Buen día?
¡Buen día Aureliano! decía la gordita a las risas. Sus carcajadas de cascabel mostraban sus dientes y encías.
Por enésima vez en el mes lavó sus cabellos con aceite de lilas porque el marido estaba por llegar y adoraba hundir su cabeza en ese colchón enrulado y suave con aroma a flor.
todos pasan y nadie comenta.
ResponderEliminar¿Abandonaste? Vuelve, ¿no? ¡Vuelve!
ResponderEliminarPor cierto, soy Jazziturno, del Blog http://abierto24siete.blogspot.com ...¡lo he perdido! No puedo acceder, una larga historia. Estoy avisando un poco a la gente con la que intercambiaba comentarios (: Ahora tengo otro blog, lo mismo hago algún repost. ¡Saludos!