domingo, 18 de abril de 2010

-inspiración blowup-

Las diagonales se atraviesan en mi cabeza.
Veo cruzar dos viejas con bastones y chancletas, corriendo para lograr llegar al final de la calle.
Las diagonales: ales, sales, anales.
Digo... y vuelvo a escribir equivocadamente la palabra.
Incorrecta-correcta.
Corríjame si me equivoco, pero ésta es la razón del tiempo: pasa inadvertido, encastrado, agazapado en cada esquina.
Y yo sigo detenida observando las diagonales.
Le saco una foto.
Doy uno, dos, tres pasos hacia atrás para poder tener una mayor perspectiva.
Y allí está: el fantástico encuadre, hermosas ellas, las diagonales.
Sales de mi casa y vuelves a la plaza a pasando por los bancos con sus delicados puntos de vista. Donde la gente se suele perder, donde la gente se suele entorpecer, allí se cruzan las diagonales: entre el banco uno y el banco dostrescuatro de la plaza en la que estabas cuando saliste de mi casa.
Yo lo miro todo desde la terraza, porque mi barrio es bastante bajo, y como no hay edificios y los árboles no tienen hojas ya, puedo verte.
Es más, elijo verte.
Ni bien saliste de casa subí a la terraza, porque sabía que irías a la plaza a disfrutar de la melaza que te provoca el suave resplandor del color del otoño.
Te gusta, y eso se imprime en tu cara, ¡y te queda tan lindo!
Parecés un niño alegre y contento, cerrando los ojos por el brillo del pelo reflejado por el sol.
Yo veo todo eso desde mi cámara.
Porque donde me ubico exactamente en este momento veo las diagonales, y la plaza, y el banco donde convergen, y las viejas que le hablan a las palomas, y tu cara de niño alegre y contento, y veo mucho más que no me atrevería a contar.
Solo por el miedo a perderme en la enumeración, y no me gustaría dejar algo de lado.
Por más pequeño e insignificante que parezca, todo lo que compone al cuadro hace a la imagen, y en esta imagen, en esta fotografía están todos lo elementos ya nombrados.
Y en esta fotografía, también están las diagonales de mi mente, que convergen en el banco de la plaza de enfrente.

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