Una vez más el cine me inspiró...
Hoy lloro y me acuerdo de mí. Veintiuno, veintiuno, no puedo olvidarme de ese número. Recorrí veintiún veces el mismo camino y todavía me equivoco, aún sigo encantándome con la casa hecha de dulces, aún me engañan, me empalagan las babosas. Y no aprendí nada del amor.
Parece que estoy en Venecia, aunque nunca fui a Venecia. Pero sé que es así. Lo leí en un libro y lo vi en la película de Visconti. En las “Noches blancas”, me entrevero entre los puentes y todavía sigo sentada en la nieve esperando. Inútilmente...
Me preguntan si puedo lavar la caja de Pandora. Y no encuentro más sorpresas.
ruiseñora uno (meditando en el frío)
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